“Encierran, torturan, matan…las fuerzas de seguridad protegen el privilegio y sirven a los poderosos…”
Si los delitos son tratados en los medios de comunicación del Poder (noticieros, periódicos…), como el “fenómeno de la inseguridad”, es para implantar y fomentar en la población la necesidad de un mayor control por parte del Estado: se genera paranoia, miedo y sensación de vulnerabilidad que justifica una siempre creciente presencia policial en la calle, y la reproducción de la mentalidad policial (delación, tortura…) por los mismos gobernados: de esta manera el Gobierno se asegura la fuerza y el miedo con que esta reprimiendo las miles de formas que tiene la resistencia de los oprimidos, y la posibilidad de insurrecciones latentes, mediante una mayor presencia de fuerzas de seguridad que la misma población exige acríticamente. Un ejemplo claro de esto fue la desaparición, entre muchísimas otras, de Luciano Arruga, de 16 años, quien, como confirma el testimonio de un vecino que lo vio fuertemente golpeado en una celda, fue secuestrado y torturado el 31 de Enero del 2009 en un destacamento que los mismos vecinos habían conseguido mediante el reclamo de “mas seguridad” al Municipio en Lomas del Mirador. Según se sabe, a Luciano, policías lo habían amenazado de muerte sino accedía a salir a robar para ellos.
Pilar fundamental del Estado, la propiedad privada es la negación de la producción social-comunitaria: en vez de hacer según nuestras necesidades reales, debemos producir según lo que dictan, con la economía y para su beneficio particular, quienes se apropiaron del mundo: gobernantes, empresarios, políticos…consecuentemente, el trabajo es la negación de la actividad humana libre, es el robo de la producción y la vida de la sociedad por quienes la gobiernan, imponiendo (y defendiendo con La Ley, con la carcel…) la propiedad privada de todo lo necesario para el bienestar de todos (la tierra, el agua, los medios de producción, etc)… La delincuencia, el ataque a la propiedad privada, entonces, es la lógica respuesta a la miseria, a la existencia del privilegio, y solo se va a terminar cuando acabemos con los factores que la generan.
Si la violencia delincuencial esta en aumento es por la persistencia de la miseria, de la alienación, de la droga, de la intensificación del control, de la extensión de los valores policiales a toda la sociedad: es la policía la fuerza asesina por excelencia, quienes se dedican a encerrar, torturar y matar en pos de la obtención y la defensa de la autoridad, del dinero, de la propiedad privada, del Estado. Son las mismas fuerzas de seguridad las que organizan bandas delictivas y reclutan pibes bajo amenaza… y tienen implicación con los secuestros y las redes de trata, con el narcotráfico…
Por esto, cuando hablan de inseguridad se refieren al peligro que corre la posición privilegiada desde la cual nos gobiernan y explotan: inseguridad es el oprimido que de un momento a otro puede levantarse contra el patrón, contra la ley, contra el Estado; inseguridad son los niños que desde antes de nacer sufren la violencia de una vida bajo gobierno y su consecuencia: constitución de personalidades violentas, resentimiento, desconsideración hacia la vida propia y ajena…
La seguridad que necesitan nos exige que soportemos en silencio el peso de su ambición sobre nuestras espaldas, y que si protestamos lo hagamos dentro de los límites democráticos que le son tan funcionales (pedir en vez de tomar lo que nos pertenece, protestar pacíficamente, participar en política, luchar por reformas en vez de ir por un cambio total…). La seguridad que el Gobierno nos insta a pedir es la afirmación de las instituciones represivas, la legitimación de la desigualdad y la opresión; ¡se acepta a los privilegiados y torturadores al pedir más policías merodeando, y llenando calabozos de comisarias y cárceles!
¡No esperamos ni tenemos que esperar nada de los gobernantes, los jueces, las fuerzas de seguridad: rechazamos a los parásitos, a los especialistas del control, la delación, la represión, la tortura…!
El “gatillo fácil”, no es consecuencia del error de unos “policías negligentes o corruptos” sino que es la práctica habitual e inherente de las fuerzas de seguridad del Estado para atemorizar a los oprimidos. Por eso, reclamar y poner en practica el “juicio y castigo” es oxigenar el sistema de Poder, (que siempre fue y será opresivo), motivo de corrupción de todo aquel que lo ejerza; es poner en practica la represión que coacciona, que impone el terror…es reproducir la venganza y el odio, es avalar la tortura del encierro, porque la cárcel es tortura.
Nuestra dignidad, por el contrario, depende de que realicemos por nosotros mismos, sin intermediarios, con la acción directa, de que tomemos conciencia de nuestra fuerza para insurgir, rebelarnos e imponernos contra quienes nos asesinan día a día, pero no para dominar sino para terminar con todo sistema de gobierno/explotación y tomar lo que nos pertenece: la libertad, la vida.
Solo así obtendremos justicia, impulsando la REVOLUCION SOCIAL, recuperando el vínculo horizontal, fraternal y solidario. Luchemos sin esperar que otro haga por nosotros, sin dirigentes ni líderes aunque se digan revolucionarios, contra la globalidad del sistema de opresión y su raíz, (la autoridad, el Poder de unos sobre otros). No reproduzcamos ni la mentalidad ni las prácticas de nuestros enemigos: jueces, policías, carceleros, patrones, políticos…
¡MIENTRAS EXISTA EL ESTADO, POLICIA Y PARASITO DE LA SOCIEDAD, SEGUIREMOS SIENDO SECUESTRADOS, TORTURADOS, DESAPARECIDOS…!
¡MIENTRAS EXISTAN GOBERNANTES, EMPRESARIOS, FUERZAS DE SEGURIDAD… HABRÁ PRIVILEGIO, MISERIA, HAMBRE, VIOLENCIA DE UNOS SOBRE OTROS…!
¡CONTRA EL ESTADO, POR LA DIGNIDAD DE SER INGOBERNABLES, ORGANIZACIÓN SIN AUTORIDAD CONTRA LAS INSTITUCIONES!
¡ REVOLUCIÓN SOCIAL POR UN MUNDO DONDE LA POLICIA NO SEA POSIBLE: REALIZEMOS LA COMUNIDAD SIN GOBIERNO, CONSTRUYAMOS LA ANARQUIA!
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